Estimados colegas.
Cordial saludo
Reciban mis más sinceras felicitaciones por el esfuerzo de realizar unas jornadas durante la situación como la que atraviesa el país.
Les escribo para solicitarles respetuosamente consideren la posibilidad de incorporar dentro de los temas a tratar, las causas y los efectos de los incontables acúmulos de basura que están distribuidos en todos los poblados del territorio nacional, así como las posibles soluciones que podemos -y me atrevo a decir, debemos- promover y aplicar como grupo colegiado de profesionales en salud.
En el caso de Maturín, la ciudad desde donde les escribo y estoy a su entera disposición, la basura, conformada principalmente por plástico, se desecha y acumula en cualquier esquina hasta que un torrencial aguacero la dispersa por la calle y junto a los vehículos y transeúntes, la va llevando hacia quebradas y eventualmente hacia el Río Morichal.
Es indudable que en Venezuela, con una corrupción descontrolada, la hiperinflación ha paralizado las unidades de recolección de basura, por falta de cauchos, lubricantes y repuestos. Los vertederos han colapsado por ausencia de maquinarias compactadoras y tractores para la conformación de rellenos sanitarios. Es imposible, además, poder cuantificar el impacto que, sobre la acumulación de microplásticos en nuestros océanos, tienen países como Venezuela.
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Esta situación, aunada a la ausencia de respuestas ciudadanas, independientes de las ausentes instituciones del estado, ha producido un país en sepsis.
Estoy convencido que una respuesta organizada, sistemática, simultánea, con decisión y optimismo por parte de nosotros, los médicos, dedicándonos a conocer el problema, y a promover campañas para crear conciencia y actuar con determinación en nuestras comunidades, podría de seguro lograr la separación de los desechos desde nuestros hogares, y eventualmente acumular por separado suficiente plástico, aluminio, vidrio y cartón como para impulsar el reciclaje de estos valiosos materiales. Los desechos húmedos, por otra parte, podrían ser desviados hacia terrenos destinados a producir fertilizantes orgánicos, por ejemplo.
Existe mucho material informativo disponible, y si todos los médicos que aún permanecemos en el territorio nacional, lográsemos dedicar unos minutos de nuestro tiempo para conocer sobre el tema, organizar equipos, y llevar a cabo charlas y acciones en nuestras comunidades, en muy poco tiempo podríamos estar viendo calles, ríos y océanos más limpios, con la consecuente reducción del impacto en la salud de nuestros familiares y vecinos.
Espero que mi propuesta sea de su agrado y pueda verse materializada por el bien de todos.
Quedo a sus distinguidas órdenes.
Ludwig Moreno
Médico Radiólogo
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