La violencia, el desorden, la descomposición social, la impunidad y la corrupción, son consecuencias previsibles de una política de empobrecimiento forzado de las masas.
Si la población venezolana hubiera empobrecido de manera armónica, como consecuencia, por ejemplo, de una baja global en los precios del petróleo, la situación social hubiera sido diferente.
El retorno a los fértiles campos, probablemente habría evitado la oclocracia ahora reinante.
Pero la realidad es que el empobrecimiento de los desposeídos en un país millonario como el nuestro, con la única finalidad de hacer a los pobres más dependientes del estado, e imponer una ideología idiota, ha desatado una verdadera ola de violencia incontrolable.
Armas, drogas, pranes, militares corruptos y políticos cómplices, son los aderezos necesarios para convertir este indeseable caldo de cultivo en un verdadero guiso, donde los únicos responsables de la violencia, son los propios promotores de la pobreza.
Mientras haya socialistoides romanticones y ciudadanos irresponsables que deleguen sus intereses en las manos de los menos aptos, o sigan creyendo en diálogos con invasores, comunistas y malandros, seguiremos viendo horrores como éste.
Diez años nos llevó entender que con elecciones amañadas no superaríamos la grave situación. Es necesario ahora que nos pongamos de acuerdo para no dejar que pasen otros diez años, y doscientos cincuentamil muertos más.
A Venezuela entera, mi sentido pésame.
Ludwig Moreno
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http://globovision.com/articulo/guaicaipuro-lameda-en-entrevista-con-carla-angola-la-revolucion-necesita-pobres-a-los-pobres
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